miércoles, 23 de octubre de 2013

Luna Nueva, No. 39, Octubre 2013. Poéticas del poema. Por Rómulo Bustos Aguirre. Ensayo y muestra de jóvenes poetas del Caribe colombiano.

.
Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con 
.
.

----
.
Poéticas del poema
Rómulo Bustos Aguirre*
Luna Nueva, No. 39, Octubre 2013. Páginas 32 a 37.

La poesía asume hoy, en nuestra era industrial,
una condición subterránea,
que en su replegamiento encarna la eseticie
que toma el lugar
de la creencia abandonada de Dios
como redención de la vida
EUGENIO MONTEJO

Esta observación de Montejo nos pone en el camino de algo que no
se da como evidente: la relación sustantiva entre poesía y religión en
el mundo moderno. Este relevo de la poesía, este tomar el lugar de la
creencia apunta a su base religiosa, a su carácter extrañamente religioso.
En la nota prologal de Alfabeto del mundo, edición de 1988, del cual
fue tomado este epígrafe, América Ferrari se pregunta, por cierto, si esta
creencia de la que habla Montejo estará del todo abandonada en la obra
del mismo.

Más nítido sobre esta relación resulta Hugo Friedrich cuando señala
que la anormalidad ( 1 ) que registra como rasgo central de la poesía mo-
derna tiene un sustrato último religioso. Así, al ocuparse del cristianismo
que algunos quieren ver en Baudelaire señala en Estructuras de la lírica
moderna:

Claro que [ ... ] no puede ni imaginarse sin una herencia cristiana;
pero lo que queda es un cristianismo en ruinas [ ... ]. La poesía pos-
terior -con excepción de la de Rimbaud- pierde la noción del
origen de su anormalidad en la podredumbre de un cristianismo
decadente. Pero la anormalidad queda. Y ni siquiera los poetas
cristianamente más rigurosos quieren o pueden resistirse a ella; tal
es el caso de T.S. Eliot.

Se trata, por supuesto, de una religiosidad sui generis, anómala, tensa,
marcada por la cicatriz de la conciencia o la sospecha de su imposibilidad.
El destechamiento, la orfandad, la ausencia de un centro ante el agujero
negro del sinsentido que se abre con el desplome del orbe cristiano ven-
dría a ser la raíz de esta poesía. Esa orfandad radical es lo que perfila,
espléndidamente, Ferrari en su Gato metafísico:

El gato que se sienta
habitualmente
sobre las piernas
de una persona
si le cortan las piernas
a la persona
de raíz
¿sentirá el gato
que le han cortado esa persona de raíz?
¿sentirá la persona
que le han cortado su gato
de raíz?
¿ y quedará todo cortado
para siempre
y sin raíz?
¿ y quedará ya solo un dolor en el aire
y tronchada
una raíz?

Extraordinaria imagen de aquello que subyace a la compleja espiri-
tualidad moderna y contemporánea y actual. Uno puede imaginar esa
raíz desposeída de árbol alguno, en deriva, signo vacío, flecha malvada
que indica la Nada.

Bataille nos trae más pistas sobre el asunto, cuando a propósito de sus
reflexiones sobre la poesía de Blake en La literatura y el mal, dibuja el
complejo estatuto de la poesía moderna. Señala Bataille, que la poesía
no autónoma, en función ancilar del mito, la magia o la religión, va
asociada a la plenitud de la capacidad mitopoiética del hombre, esto es
su capacidad para imaginar o inventar universos totalizantes, dadores
de sentido. El sentido, eso que parece ser necesidad medular del animal
humano. En igual medida, la poesía autónoma va asociada a la crisis o
pérdida de esta capacidad mitopoiética. En este orden de ideas, la poesía

moderna (constitutivamente autónoma), es así, dicho de modo general,
esencialmente, impotencia mitopoiética, y por ello deseo espectral de
religación; religión en la medida en que es solo deseo imposible (al
menos, conflictivo) de religión. De este modo la poesía moderna viene
a ser ese nuevo y oscilante lugar "mistérico" construido sobre las ruinas
del impresionante edificio de la salvación que levantara el cristianismo y
cuyas coordenadas son la disonancia (Friedrich), la incertidumbre (Paul De
Man), el enigmatismo (Adorno). El lugar donde siempre está ocurriendo
o, donde habiendo ocurrido, siempre está hablando el Dios ausente, el
Dios muerto, y donde estará habitando una siempre incumplida, aplazada,
(o ¿"definitivamente tachada"?), promesa salvífera. Potencia mitopoética
e impotencia mitopiética 
diferenciarían de este modo
la poesía no moderna de la
poesía moderna.

Sería justo entonces lla-
mar, en rigor, Poesía a la
palabra en la que se man-
tiene, en todo su espesor,
la potencia mitopiética, y,
-.por defecto (en el sentido
estricto del término) reser-
var el nombre de Poema, a
aquella palabra que ha sido
eviscerada de su potencia
mitopiética; es decir aquella
palabra de la cual se ha reti-
rado la virtud plenificadora
y en la cual ha quedado
solo su fantasmalidad. No
aquel "artefacto" en que se .
singulariza, concretiza, o
toma cuerpo la Poesía, sino
aquello, precisamente, de lo
que se ha retirado la Poesía,

quedando, sin embargo habitado por su espectro. Poema es, pues, lo que
resta de la Poesía en un mundo sin religación, desmitificado, despoiesi-
zado ... hablo de Poema como si de otro género se tratara, más cercano al
universo moderno "caído" de la novela, en su polifonía, heterogeneidad
o apertura genérica. Es bajo esta luz como hablo de poética(s) del Poema.
Proceloso fue el camino de la modernidad literaria en Colombia hasta
arribar al universo de las poéticas del poema, ya se sabe. El pánico vital
y literario de los dos Caros, Luis María Mora, Antonio Gómez Restrepo o
Rafael Maya ante el advenimiento de la "catástrofe" de la modernidad al
romper lo irrompible: el divino lazo entre Verdad y Belleza, al expulsar
a Dios de la república de los poetas, lo ilustra con suficiencia el crítico
y poeta David Jiménez en su Poesía y canon. Silva y Luis Carlos López
son las piedras angulares de este proceso. Hay, desde luego, otras piedras
angulares, triangulares o paralelepípedos, como se prefiera; pero acaso

donde se realiza en toda su potencia esta poética de la impotencia es en
Álvaro Mutis, ya en la mitad del siglo xx.

Estas poéticas del poema, en su diversidad de rumbos y matices, son
las que encontramos desplegándose en nombres como Jaime Jaramillo
Escobar, Giovanni Quessep, Juan Manuel Roca, José Manuel Arango,
Harold Alvarado Tenorio, Darío Jaramillo, Raúl Gómez Iattin, Piedad
Bonnett, Horacio Benavides, Fernando Herrera, Carlos Vásquez T., Jorge
Cadavid, Miguel Ángel López (Vito Apushana), Efraim Medina Reyes,
Lucía Estrada o Felipe García Quintero ... Diversos son los trazados del
poema. Arriesgaré algunos bocetos de estos posibles rostros:

1.- Vivencia problemática, agónica de la ausencia de Trascendencia.

2.- Como manifestación de la crisis de Trascendencia en el orbe
occidental, asomo a formas de espiritualidades orientalistas, eso-
terismos o universos de sentidos étnicos excluidos del horizonte
cultural por el eurocentrismo.

3.- Asunción desencantada o irónica de la ausencia de Trascendencia.
Esta asunción in extremis puede adoptar la forma de rebeldía ante
los modos icónicos o emblemáticos de la sociedad, y la adhesión
a formas de vida marginales o contraculturales. Muchas veces se
está ante un inmanentismo de la derrota que más que una revuelta
contra Dios, escenifica una especie de revuelta contra el hombre.

4.- Asunción de un inmanentismo no problemático, en cierto modo en
plenitud. Una poética de la cotidianidad, de las pequeñas cosas y
goces, atravesada o no por ventanas o relámpagos de una nostalgia
imprecisa.

En realidad, lo más frecuente es la simultaneidad contradictoria de
algunos de estos modos en un mismo autor en un momento dado, o a lo
largo de su trayecto creativo; aunque hubiera uno dominante.

Algunas resonancias o trazas de lo anotado -o entramado de entrecru-
zamientos- se podrán observar en esta primera parte de una muestra de
jóvenes poetas del Caribe colombiano ( 2 ) a la que Luna Nueva ha abierto
sus páginas, con una selección de textos bien ya publicados o inéditos;
esto último dicho sin perder de vista que la "poesía" en nuestra época,
publicada o no, siempre permanece inédita. Nacidos casi todos en la
década del setenta, constituyen, sin duda, un registro significativo en la
configuración de un mapa de las nuevas sensibilidades "poemáticas" en
nuestro país.
---
*  Poeta, ensayista y dd'cente de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Cartagena.
Está terminando su trabajo doctoral en Ciencias Religiosas en la Universidad Complutense
( 1 ) Desde luego el sentido de anormalidad en Friedrich no es una noción valorativa, como él bien
lo aclara. El término quiere describir el fenómeno de la poesía moderna en que esta rehúsa .
al lector la posibilidad de ser comprendida con facilidad, rompiendo con las expectativas
comunicativas convencionales que le son familiares y originando una tensión disonante
comunicativa, en la medida en que el texto poemático aspira a ser un ente auto suficiente.
Se abre así una brecha con el lector. La «anormalidad» a que punta Friedrich, queda clara
apelando a otro Eugenio, MontaJe: «Si el problema de la poesía consistiera en hacerse
comprender, nadie escribiría versos».
.
Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con 
.

martes, 22 de octubre de 2013

Luna Nueva, No. 39, Octubre 2013. Ensayos de María Clemencia Sánchez y de Víctor López Rache.

.
Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con 
.
.
VIENE DE: 
----
.
Morada al sur: Un nuevo mapa de la poesía colombiana
María Clemencia Sánchez*
.
La felicidad de las antologías
Víctor López Rache*
--
LUNA NUEVA
Revista para nocheros

Ómar Ortiz Forero
DIRECTOR
.

-
Morada al sur: Un nuevo mapa de la poesía colombiana

María Clemencia Sánchez*
 Luna Nueva, No. 39, Octubre 2013. Páginas 22 a 24

 La revista de poesía Luna Nueva ha construido entre 2007 y 2012
uno de los proyectos más inquietantes de reflexión en torno a la poesía
colombiana gracias a los números conmemorativos ** por los 20 y 25 años,
respectivamente. En ambos números ** la revista ha hecho una propuesta
inusual en nuestro medio que ha consistido en la convocatoria de un
amplio grupo de poetas-de diversas generaciones con el fin de elaborar
a manera de caleldoscopio el nuevo mapa de la poesía colombiana. El
ejercicio de selección de diez poemas por poeta a partir del vasto corpus
de los últimos cien años, de poesía en nuestro país, lejos de ser una pro-
puesta académica, ha tenido la virtud de construir una reflexión plural y
muy personal sobre los momentos más memorables de nuestra tradición
poética, trazando sin pretenderlo una cartografía discontinua de nombres
y voces que son recuperados en el marco de una breve e íntima reflexión.

Para 2007, cuando la revista cumplía 20 años de heroica existencia,
se reunieron en este número 11 poetas que construyeron simétricamente
11 miradas de la poesía colombiana, siendo este el primer ejercicio que
más tarde, en 2012, convergiría en un nuevo número, esta vez con la
presencia de 17 poetas y sus respectivas apuestas. Al revisar ambos nú-
meros lo que se observa es un proceso de reconstrucción de un canon y
una tradición dispersa que vuelve a pensarse en el aporte personalísimo
de cada poeta convocado. Creo que si alguna virtud ha tenido este ejer-
cicio conmemorativo es justamente ese: las reconsideraciones canónicas
y de líneas de tradición que se van trazando entre una elección y otra.

Cada poeta abre un-territorio que es, como lo ha señalado Lucía Estrada
en la revista de 2007: "una región íntima de una lectura personal". En
---
esas regiones íntimas y personales se van haciendo transparentes unos
intersticios comunes que ponen de manifiesto la fuerza reiterada de unos
nombres que se vuelven en el largo plazo, regiones revisitadas, lugares
imprescindibles. Tal es el caso de Aurelio Arturo, tal vez el poeta más se-
leccionado y cuyo nombre y obra comienza a ser un ineludible punto de
partida en cada pequeña antología personal. No sé si me equivoco pero
después de repasar ambos números de Luna Nueva, Morada al sur pare-
ciera trazar un antes y un después, como si ese mítico lugar que nombra
una bucólica armonía superara contundente la noche de murmullos y de
alas de Silva. Hemos pasado de un siglo a otro indicando en ese tránsito
la superación de una instancia de amor imposible y desasosegado a una
que es sosiego y equilibrio, lugar vasto y primigenio. Lo misterioso de la
obra poética de Arturo reside precisamente en esa ansiedad que genera
en casi todos los poetas convocados en ambos números pues -salvo
acaso en tres o cuatro casos- su nombre ha sido recurrente y el criterio
señalado ronda sin duda la fundación de un lenguaje cuya musicalidad
resulta inédita entre nosotros y contiene la clave misma de su poética.
Dice en este sentido Juan Manuel Roca: "Canción del ayer de Aurelio
Arturo [es] uno de los más bellos poemas, que hablando de la música es
música en sí misma [ ... ]". Por su parte, Miguel Méndez Camacho acota:

"Arturo es maestro de muchas generaciones [ ... ] su descripción del pai-
saje es única, por la economía en las palabras y en su adjetivación. Las
cosas suceden con la misma serenidad con que se mueven los árboles
dentro de una postal".

El nombre de Arturo parece instalar una piedra fundacional y reordena
el espacio poético en Colombia pues más allá de Morada al sur hay unos
nombres que son herederos de su estética sutil y antes de ese único e
inquietante libro, hay unos nombres que lo anteceden justamente como
preludio de una tradición resumida acaso en ese libro. La voz de Arturo,
recordemos, es la voz más insular de toda nuestra tradición poética. Sin
grupo ni excesos, el vate nariñense es el único, al decir de Samuel Vás-
quez, que entre nosotros ha conocido y practicado la virtud del silencio.
En torno a Morada al sur, diríamos entonces, nuestra poética halla su
punto de luz y de silencio. Allí la musicalidad modernista de nuestro poeta
finisecular decimonónico vuelve a encontrar un nuevo aire, esta vez no
en la nupcial alcoba, sino "entre maderas, entre resinas/ entre millares
de hojas inquietas ( .. .)". Se reconfigura la tradición poética nuestra en ese
misterioso y solitario libro, pues en Morada al sur parece estar contenida
a la vez nuestra adusta y anacrónica vanguardia toda vez que su musica-
lidad modernista no es desborde ni fantasía verbal sino su contrario: una
contención verbal en medio de una lacónica realidad. Sin este libro sería
impensable la presencia de Gaitán Durán, Cote Lamus, Charry Lara o el
mismo Mutis. Toda la experiencia de nuestra más alta poesía durante la
segunda mitad del siglo XX es impensable sin esa temporada en el sur.

De igual forma, los poetas posteriores a Mito tienen un hilo conductor
que los ata a esa experiencia pues su lección consiste en el silencio. Al
echar una mirada a esos nombres me encuentro con Quessep, Jaramillo
Agudelo, Roca, María Mercedes y aún más cercanos a mi generación
Lucía Estrada, Andrea Cote y Felipe García Quintero. Poetas todos atra-
vesados por el rigor que es la estética de Arturo, signada sin duda por un
cierto ascetismo verbal o la búsqueda de precisión en el adjetivo.

Creo que Morada al sur reconfigura el nuevo mapa de la poesía co-
lombiana, no porque hable de un paisaje que definiría lo colombiano,
como se lo ha querido presentar en algún momento de triste chauvinis-
mo, sino justamente porque sin la presencia de ese libro entre nosotros
no hubiéramos podido escribir el afuera que somos, ese sur que no es
geográfico, sino retiro verbal, temporada en el silencio.
 ---
• Poetisa, ensayista y traductora colombiana, nacida en Itagüí en 1970. Licenciada en idiomas
de la Universidad de Antioquia y maestra en literatura hispanoamericana.

NTC ... Enlace: https://www.facebook.com/MariaClemenciaSanchez , http://www.poetryinternationalweb.net/pi/site/poet/item/7104/16/Maria-Clemencia-Sanchez
------
** Nota de NTC …:  Corresponden a dos libros “Antología múltiple: Miradas a la poesía colombiana”  I (2007) y II (2012),  simultáneos con los Nos. 33 y 38 de la revista. (I: http://ntc-documentos.blogspot.com/2007_04_26_archive.html . II:  http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2012_11_24_archive.html )
.
--
La felicidad de las antologías
Víctor López Rache*
Fotografía
Luna Nueva, No. 39, Octubre 2013. Páginas 26 a 30

Una antología múltiple cuestiona el espumoso poder de las antologías
tradicionales, vuelve la palabra plural y desplaza el desequilibrio de la
visión omnímoda. En dos versiones Luna Nueva ** ha ofrecido 28 posibi-
lidades. Son 28 arrogancias menos, 28 odios menos, 28 favores menos.
La revista le ha dado la oportunidad de dar su mirada a poetas, críticos,
profesores que jamás serían tenidos en cuenta para una actividad tan
excluyente y muchas veces tan sobrada de arbitrariedad que se aleja de
las dimensiones del mundo y de la poesía. Si una antología selecciona
lo mejor, ¿pueden imaginarla autoridad del poderoso ojo de un antolo-
gista? Esa luz adversa, aquí, ha sido sustituida por 28 miradas de matices
autónomos y hasta contradictorios. Las 28 desbordan la capacidad del
gran ojo y, en consecuencia, se acercan a lo humano. Ello les ha dado la
posibilidad de expresar un desequilibrio menos sometido a los caprichos
e intereses del elegido a dar fe de la esencia de la flor suprema. Una
antología es más que un asunto de voluntad. Como la escritura, también,
es una trasformación emocional y espiritual que revela la existencia de
los tonos diversos de una lengua.

Los invitados a conformar una antología múltiple no pueden obrar
con la ceguera capciosa de la autoridad. Serán más cuidadosos; pues la
medida está en la sección anterior o en la siguiente. Los poemas elegidos
podrán ser superpuestos. El vacilante equilibrio dependerá de 28 balanzas
y no de una concepción vertical. Los diez poemas seleccionados pondrán
de manifiesto los conocimientos literarios del antologista, sus limitaciones
como ser independiente, su astucia para intercambiar favores; en fin,
pondrán en evidencia su formación integral y la manera como percibe

el mundo y la creatividad. Una buena parte de los antologistas de Luna
Nueva son jóvenes. Ello tiene mérito. En el arte se debe ser cuidadoso
con los autores que comienzan. Tienen toda una vida para realizar una
obra que muchos de nosotros ya no podremos corregir. Tienen tiempo
para cambiar de opinión. Escuchar a un antologista mayor cambiar de
opinión, simplemente, sería asombroso. El juicio de un joven puede ser
menos preciso; pero más sincero y menos dócil con las posiciones cerca-
nas a la estrechez de los grupos. Grupos porque, inspirado en el cinismo
de los banqueros, el estamento literario descubrió mejores beneficios en
narradores obedientes y libretistas sanguinarios y, como si reconociera la
naturaleza digna de la poesía, dejó de captar a los poetas.

¿Por qué es tan importante una antología múltiple? Sencillo: la
unanimidad es peligrosa. Un país adicto a una voz literaria corre el riesgo
de quedarse mudo. Y en Colombia es una tradición rendirle homenaje
a lo único. El poeta nacional es Julio Flórez, y cuando él murió ya tenía
diez años el poeta internacional: Eduardo Carranza. Desaparecidos
los promotores de su
elocuencia oportunista,  
las nuevas generaciones
pudieron entender su
gritería y los ha ubicado  
en un lugar distinto a
los que merecen las
mentes creativas. La
desgracia de tener una
sola voz sucede cuando
el oído se libera de los
parlantes oficiales y
ni siquiera oye ecos.
Lo mismo ocurre con
la novela: antes de
1900, María; después
de 1900, Cien años
de soledad. Hasta la
naturaleza colombiana
imita el culto a la figura
única. El café no resis-
tió la prueba y le cedió

el turno a la coca y, cuando los años venideros den su veredicto, nos
quedaremos con el desierto; pues la coca será de marca extranjera. Pero
un sistema excluyente prefiere adorar una figura antes que estimular las
voces contradictorias de la pluralidad. Ni siquiera las mentes insensatas,
como la mía, escapan a la tradición. Cuando Luna Nueva me invitó a
escoger los 10 poemas del siglo XX mis amigos recordaron mi actitud
generosa con la poesía: volver dos poemas uno para incluir once míos.
¿Mis predecesores, acaso, se inspiraron en la belleza trascendental de
mis versos? ¿Y los posteriores, acaso, han podido descifrar los mundos
misteriosos que subyacen en la trasparencia de mi galaxia literaria? La
confianza en mis saberes me tiene sin moral. Di por hecho que ningún
poema de los nadaístas podía satisfacer las expectativas del siglo; pero
en la selección de mis compañeros no sólo vi poemas del nadaísmo, si
no de piedra y cielo. Mi sobradez me dejó prisionero de una culpa que,
gracias a mi falta de vocación cristiana, nunca me será perdonada.

El antologista se ubica en la cima donde el brillo autoritario de su gran
ojo le impide ver, comparar, analizar, preguntar. Hay una disculpa: se
publica poco; lo poco, circula menos; lo que circula no se lee. Entonces,
incluye a aquellos textos que no asfixien a sus piezas aplaudidas por
la misma mano; a sus aduladores, a los compañeros de lecturas, a los
cómplices de coctelito -coctel es para la narrativa- ya los amigazos de
viajes nacionales e internacionales. El terrible turismo literario tiene la fatal

propiedad de poner en contacto a los enemigos en la escalera del avión
y de volverlos íntimos en las ciudades extrañas. También hay una fórmula
para excluir a los demás: anular el propio trabajo. En el caso de antología
múltiple ningún poeta ha seleccionado un poema de su autoría. Y no puede
ser de otra manera. Los autocríticos menos bravos con su talento, en voz
baja, dicen: en Colombia hay sólo un poema de amor, y uno solo sobre la
violencia. Los autopoetas en ascenso afirman: sólo hay un verso; pero les
parece poco maravilloso y no lo citan de memoria como lo hacen con los
de las lenguas de importancia comercial. Y los sabios en los gustos de las
mesas exquisitas sentencian que en Colombia la poesía no existe. En esta
cadena de afirmaciones, del mismo orden, por décadas fueron ignorados
Aurelio Arturo, Carlos Obregón y Héctor Rojas Herazo.

Si alguien se atreve a cuestionarles la falta de conciencia literaria, a
todos los salvan dos frases: "¡Es mi personal visión poética!" "EI único
que merece una antología es el poema que ha sobrevivido cien años la  
muerte de su autor". La visión exclusivista da paso a la totalizante. El
ávido de amplitud incluye a quienes su propia vanidad jamás les habría
permitido imaginar un texto suyo en una antología . Debe cultivar deudo-
res que no dejarán caer su nombre en los espinosos peldaños del futuro.
Hace unos años, un antologista enviaba a impresión los originales y había
descubierto tantos versistas que las páginas iban atadas con una cadena
de fibra plástica. En el lanzamiento los presentes no encontraban dónde
colocar los kilos de poesía para disfrutar el vino y los pasabocas. Resultado
definitivo: ¡qué mal gusto el de este señor!, leyendo sus poemas decían
los mismos incluidos. Aunque merece un estudio largo y profundo, no
sobra mencionar las antologías como espléndidas trasmisoras del amor.
Un día olvidé el estilo bogotano y le pregunté a otro antologista, ¿quién
es esta poeta? Tan molesto como sorprendido acentuó su tono universal:
"Bueno, en realidad, ella no ha publicado; ¡pero tiene un cuerpazo!" El
temor a nuevas preguntas de inoportunos le impidió consagrarla; pero,
luego, en la velada, le explicaría que el analfabeta del editor había ex-
cluido sus joyas junto con los versitos de otros autores que, en realidad,
él había censurado porque en antiguas reuniones le habían distraído
sus candidatas a poeta. Los temblores súbitos de la blusa manifestaron
dudas cósmicas; pero la persuasiva voz de él rozó el alma desencantada,
tranquila, la poesía tiene muchas posibilidades; ella volvió a recobrar el
aliento y con esa sonrisa suya, ¿invitaciones al exterior o vas a ser jurado
otra vez? Dos brazos se abrieron y el cuerpazo comenzó a poetizar.

Los antologistas emprendedores son de olfato práctico y ni siquiera
meten a los autopoetas de su círculo. Las usan para adornar sus cargos,
ascender, agregarle una publicación a la hoja de vida. Por ejemplo, si
la marca de la institución le ha disecado las emociones poéticas a un
maestro, en las madrugadas pondrá el retrovisor interno y la angustia
filosófica que le produce la trascendencia insustancial de tan meritoria
labor, lo pasará del insomnio a la iluminación y se levantará gritando:
¡puedo ser antologista! Sumiso a las apestosas leyes de las revistas in-
dexadas acomodará aburridas notas a los textos de esos diletantes faltos
de la profundidad del aula y, obvio, el resultado será igual: unos punticos
más para la urgente pensión.

¿Para qué poetas, intelectuales y antologistas, si repetimos las artimañas
de los infames del poder? La aceptación cómplice de semejante tradición
ha contribuido a que las antologías superen a poetas, críticos y editores
juntos. Hay nacionales e internacionales; nacionales, regionales, depar-
tamentales, distritales, municipales, grupales. Pagas, subsidiadas, gratis.
Masculinas, femeninas, y demás. De consagrados, en ejercicio, iniciados.
Temáticas, raciales, risibles. De prosa, verso; verso largo, corto, y en todas
sus combinaciones. Políglotas, bilingües, mudas. De profesionales del
exilio, de anarquistas oficiales, de antipoetas, de equilibristas. Hay viven-
ciales, de supervivencia ¡y de vivos! ¿Por qué tantas antologías? Sencillo.
La concepción vertical ha cedido el espacio a todos los que permanecen
en disputa gracias a sus semejanzas. Y en tan pomposo mosaico de aler-
gias, el triunfador ha sido el oportunismo. Y al buen oportunista no le
importa convertir la dignidad ajena en valor, el valor en precio y, a veces,
el precio le sale tan cómodo que sólo le basta multiplicar la vanidad de
arribistas, egoístas e ingenuos.    
   
Claro, en una sociedad injusta con la cultura y enemiga natural de la
creatividad, las numerosas antologías son necesarias y hasta medicinales:
todos los que escribimos tenemos derecho a una porción de inmortalidad.
Y, en el anonimato total, acariciamos sus bordes cuando vemos poemas
nuestros, al menos, en una Antología Múltiple.
-- 
• Poeta y ensayista. Premio Nacional de Poesía Imaginación para un nuevo milenio, Premio
Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá y Premio de Poesía Universidad Extemado de Co-
lombia. Algunos títulos de su autoría: Sin espejos, La casa y Otra orilla de luz.

NTC ... enlace: http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2013_02_24_archive.html
 ------- 
** Nota de NTC …:  Corresponden a dos libros “Antología múltiple: Miradas a la poesía colombiana”  I (2007) y II (2012),  simultáneos con los Nos. 33 y 38 de la revista. (I: http://ntc-documentos.blogspot.com/2007_04_26_archive.html . II:  http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2012_11_24_archive.html
.
 Publica y difunde NTC … Nos Topamos Con 
.


-